Este año ponemos foco en las nuevas generaciones. Acompáñanos en los 12 días de oración que tendremos con este enfoque, culminando el 12 de Octubre - Día de oración por la Transformación de Iberoamérica.
Compartimos con ustedes una reflexión de José González. 👇🏻
Propósito y destino generacional
Desde antes de la creación del mundo (Jn 17.2), cada generación tiene su propio propósito, un papel que jugar en el plan divino, y asimismo tiene su propio destino, para justicia o para juicio.
«…Llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos…» Lc 23.28-31. El Señor en este texto está anticipando un tiempo difícil para nuestras generaciones y un tiempo de dolor y de batalla espiritual para sus progenitores.
Alguien hace un tiempo reflexionando me dijo: «estamos entrando en un proceso en el que traer un hijo al mundo significa tener que entrenarlo para la guerra espiritual». Sí, parte de ese destino para estas nuevas generaciones es guerrear contra las tinieblas.
Esta lucha espiritual se está librando desde los comienzos, lo vemos en Gn. 3.14-15, RVR60 cuando Dios le dice a la serpiente: « …Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar».
La «simiente» de la mujer (Jesús y nosotros, su iglesia) tendrá enemistad eterna con la descendencia de la serpiente. Tenemos el ejemplo de Amalec, quien levantó su brazo contra el trono santo, por tanto y según Éx. 17.16b, «...el Señor estará en guerra contra Amalec de generación en generación».
El papel que juguemos determinará nuestro destino y el de nuestra descendencia.
Cada generación es responsable de identificar la estrategia de la serpiente contra ella. Nuestro rol es tomar acción sobre lo identificado, en lo espiritual y en lo natural.
En lo espiritual como Moisés contra Amalec, no bajando los brazos de la oración en medio de la batalla. Y en lo natural tomando un rol activo desde distintos lugares de la sociedad.
Activemos nuestro rol desde la seguridad de la Palabra de Dios:
«No vencerán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos
pues el Señor protege la senda de los justos mientras la senda de los malvados se desvanece», Sal 1.5-6 (BLPH)
«Porque el Señor ama el derecho y no abandona a sus fieles; en todo momento los protege y extermina el linaje de los malvados», Sal 37.28 (BLPH)
Procrear nuevos seres humanos es parte de la estrategia divina en la historia.
En estos últimos tiempos el espíritu de muerte se cierne sobre la tierra, tratando de sofocar cuantas vidas puede. Algunos de sus instrumentos son: el egoísmo materialista, la inmoralidad sexual, la confusión de género, la ciencia sin conciencia, la anti-concepción y la castración química o quirúrgica, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios, el aborto despiadado, por conveniencia u otro motivo egoísta, la eutanasia, el suicidio. Estos métodos «modernos» se suman a los medios naturales como la vejez o los accidentes, y los históricos de provocar la muerte: la violencia, las guerras, la enfermedad, las hambrunas y las plagas.
Sin embargo, observamos que cuando Dios necesita más gente para cumplir sus propósitos, Él multiplica su simiente, «Cuando se fue acercando el tiempo de la promesa que Dios le hizo a Abrahán, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto», referencia que hace Esteban en su discurso del Sanedrín, Hch. 7.17, RVC.
Individualmente, cada hijo es concebido gracias al Señor y a Él le pertenece.
Él es el único dador de la vida. Eva así lo reconoce y declara: «Por la voluntad del Señor he adquirido un varón», Gn. 4.1b, RVC
Nuestros hijos le pertenecen a Dios, Él nos los encomienda para que los criemos e instruyamos de su parte, ¿Para qué Dios nos da hijos? «pues porque buscaba obtener una descendencia para Dios», Mal. 2.15b, RVC.
Por esto hoy oramos:
Por los niños que aún no han nacido, que sean guardados hasta ver la luz, que desde el vientre conozcan que son muy amados por el Padre Celestial y su amor por ellos es ETERNO.
Que crezcan con un nuevo nivel de entendimiento y autoridad espiritual, para el tiempo que les toca vivir y como los hijos de Isacar, sean entendidos en los tiempos (1 Cr. 12.32) para saber qué rol les toca jugar.
Que los que les antecedemos seamos referentes y reafirmemos su identidad de hijos de Dios, y la verdad de que no son huérfanos. Que seamos para ellos ejemplo en integridad y autoridad espiritual.
Agradezco a Dios por esta oportunidad de unirme a esta intención de Oración por las nuevas generaciones Dios los bendiga 🙏🏻❤️
Amén. Especialmente queremos interceder a favor de la vida y que el Señor reprenda todo espíritu de muerte que se mueva en nuestro país sobre los bebés (abortos), niños, adolescentes y jóvenes (suicidio) y ancianos (suicidio y eutanasia). Obra oh Dios en nuestra nación! Eres bueno y misericordioso, por eso te pedimos que perdones nuestro pecado y nos ayudes a volvernos a ti.