Día 7 de 12 Días de Oración por las Nuevas generaciones
La internet perjudica las relaciones vitales de nuestras generaciones.
Nadie pone en duda los tremendos beneficios que tiene la internet en nuestras vidas, sin embargo, estos beneficios también representan un alto costo, que rara vez es revisado.
La internet ha afectado no solo la manera como pensamos, sino también la manera como nos relacionamos, y esta afectación es particularmente notable en las nuevas generaciones.
Si ya nuestra capacidad de diferir el placer ha sido altamente menguada por nuestra propia orfandad, la internet ha catapultado la necesidad de la “satisfacción inmediata” lo que ha puesto en riesgo tanto el bienestar, como la vida de muchos jóvenes.
El “browsing” continuo y por largas jornadas sobre contenidos de la más diversa índole, representa la búsqueda de “chorros” de satisfacción instantáneos, que en muchos casos, conllevan una adicción a estar conectado a ese catéter virtual, que en cuentagotas expone a placeres momentáneos que en muchas ocasiones comprometen la voluntad, las emociones y el intelecto, pues son placebos que alivian la soledad, la falta de propósito, la necesidad de aceptación y de identidad.
El establecimiento de que hay seres humanos mejores que otros, y la falta de contentamiento con quien se es, ha encontrado en los perfiles en las redes sociales máscaras muy convenientes, para mostrar la imagen que se quiere proyectar y el levantamiento de nuevos ídolos, creados a nuestra imagen y semejanza. Las relaciones entre las personas, se convierten en relaciones entre “máscaras” y no entre los corazones de cada quien.
Esta despersonalización en las relaciones, es otra expresión de lo que se ha llamado post verdad, en donde si bien la realidad es una, la verdad se considera relativa, para que cada quien la utilice de la manera como quiere “ser percibido”.
Pero como buen adictivo, la internet crea un hambre muy particular: Cuando se está alejado de ella, se siente una necesidad peculiar, por ver los nuevos mensajes que se ha recibido en el dispositivo, y si se está en contacto con ella, se siente la necesidad de navegar más y más, para exponerse a nuevos contenidos, en búsqueda de gratificación rápida.
El exceso de internet al parecer conlleva a debilitar la capacidad de concentración y contemplación. Hace difícil que nuestros jóvenes presten atención a una sola cosa por más de dos minutos.
El día de hoy, pareciera que para las nuevas generaciones las relaciones con otras personas tienen la misma aproximación que la que se tiene con los contenidos digitales:
El propósito de toda relación es mi bienestar personal. Las relaciones son válidas en cuanto me otorguen algún tipo de placer o me hagan sentir bien.
Son cortas, pues estoy interesado en el placer momentáneo.
Son variadas, pues después de todo “en la variedad está el placer”.
No son trascendentes, pues la trascendencia es “aburrida”.
Sin compromiso, pues quiero vivir en libertad.
El acceso a Internet, también ha significado el desprecio por cualquier persona que no la use o por las personas que nacieron en épocas previas al surgimiento de la tecnología digital. Muy particularmente este desprecio ha permeado a los propios padres y ancestros, y ha limitado las relaciones a lo estrictamente necesario.
Sin duda, la relación con Dios también ha sido afectada por el mal uso de internet. Más allá de la exposición desde la tierna infancia a contenidos dañinos, la preocupación por lo eterno es un concepto considerado caduco, perteneciente a mentalidades arcaicas y sin educación.
Oración:
Que los jóvenes sean preparados para poder diferenciar entre la verdad y el engaño al que continuamente son expuestos por las redes sociales.
Qué cada joven pueda interiorizar, que su valor legítimo viene de haber sido creado por Dios a su imagen y semejanza.
Qué cada joven entienda el mensaje sostenido de Jesús, para que conozcan al Padre Celestial y se relacionen con Él, fuente de la verdadera identidad.
Qué Dios tenga el primer lugar en el corazón de cada joven.
Qué los jóvenes temerosos del Señor encuentren formas de llevar la tecnología para el beneficio de lo creado y para la gloria del Creador.